Presentación
El 31 de 0ctubre del corriente año, se celebrará el 500° aniversario de la reforma protestante. Esa fecha marca el comienzo de lo que fue el gran movimiento, que tuvo repercusiones a nivel mundial, especialmente en el occidente.
En este breve ensayo se destaca el papel fundamental que tuvo el que su protagonista volviera sus ojos a las Escrituras, como fuente de creencia y práctica. Este hecho siempre marcó y marcará cambios en la vida de las personas, grupos o instituciones, que los remite a Dios el Padre, quién dio a su Hijo Jesucristo para nuestra salvación. Toda vez que la persona cristiana sea evangélica, protestante, católica, ortodoxa, etc. se vuelva a las Escrituras para buscar a Dios, éste se le revelará por la acción del Espíritu Santo y lo llevará a la esencia del evangelio.
Dice la Biblia:
“Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.” (Mateo 22.29)
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; …” (Juan 5.39)
“Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.” (Hechos 8.35)
“… declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. … Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.” (Hechos 17.3, 11)
“… de gracia recibisteis, dad de gracia.” (Mateo 10.8)
“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.” (Juan 1.16)
“Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos”. (Hechos 15.11)
“… siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, …” (Romanos 3.24)
“… para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados.” (Hechos 26-18)
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1.17)
“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, …” (Romanos 5.1)
“… sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley; puesto que por las obras de la ley nadie será justificado”. (Gálatas 2.16).
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” (Juan 3.16-17)
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; …” (Juan 1.12)
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, …” (1 Timoteo 2.5)
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. … a Jesús el Mediador del nuevo pacto, …” (Hebreos 12.1-2, 24)
“Voz de Jehová sobre las aguas; Truena el Dios de gloria, Jehová sobre las muchas aguas.” (Salmo 29.3)
“Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, …” (Hechos 7.55)
“Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (Filipenses 4.20)
“Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” (1 Pedro 4.11)
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